ACTIVIDAD

Taller
Historias dibujadas de forma co-creativa
- REMEMCHILD -

Vidas que (no) son nuestras. En Fossoli, entre maletas de objetos, libros vivos y refugios biográficos.

Julio: visita al campo de Fossoli con la Prof. Emanuela Garimberti y preparación del trabajo.

15 de septiembre: trabajo de los alumnos en clase con la Prof. Emanuela Garimberti y la educadora Marinella Gattei.

13 de octubre: los alumnos presentan en clase las historias de los seis niños que pasaron por el campo de Fossoli e inician el taller de «Historias dibujadas de forma co–creativa» sobre el tema «Refugio», con la Fundación Fossoli y la delegación del Museo de la Paz de Gernika (Iratxe Momoitio e Idoia Orbe Narbaiza).

27 de octubre: visita guiada al Campamento Fossoli y conclusión del taller » Historias dibujadas de forma co-creativa » con el videocreador Roberto Zampa, colaborador de la Fundación Fossoli.

Fecha aún por definir (abril de 2024): cierre del proyecto con la compañía teatral «Teatro dell’Argine.

Instituto de Enseñanza Secundaria «Guido Guinizelli», Instituto Comprensivo 8 Bolonia, clase 2E, año escolar 2023-24. Profesora: Emanuela Garimberti. Educadora: Marinella Gattei.

El taller Co-creative drawn story, realizado en el marco del proyecto europeo Rememchild en el que participa la Fundación Fossoli, tiene como objetivo recuperar las experiencias y recuerdos de los niños durante los conflictos bélicos europeos, en particular durante la Segunda Guerra Mundial y la posguerra. Los alumnos, divididos en grupos, exploran la memoria -y su representación en el tiempo- de seis niños que pasaron por el campo de Fossoli en las distintas fases de su larga historia (de 1942 a 1970): Emilia Levi, Elena Colombo, Vittorino Modigliani, Oretta Montanari, Gabriella Carlini, Marino Piuca.

Los niños de la clase 2 E, con la orientación fundamental de la profesora Emanuela Garimberti y la valiosa contribución de la educadora Marinella Gattei, siempre con la ayuda de la Fundación Fossoli, exploraron fuentes e información para reconstruir la vida de estos seis niños. Durante casi cuatro meses, Emilia, Elena, Vittorino, Oretta, Gabriella y Marino les acompañaron en sus jornadas escolares y, gracias a sus historias, les enseñaron italiano, historia y geografía. Les buscaban un sitio en los pupitres, hasta el punto de nombrarlos en el pase de lista de la primera hora. Los sentían presentes y vivos.

Dado que en el centro de la vida de estos seis niños había un lugar, Fossoli, de donde cada uno partió o a donde llegó, pensamos con la profesora Garimberti que el objeto simbólico de la narración serían seis maletas, metáfora de su viaje. Dentro de seis maletas de cartón los niños habrían recogido objetos que apoyarían la narración biográfica.

Abrir y cerrar esas maletas, contar la historia, era para los niños un gesto fuerte, casi teatral, que les permitía hojear el libro de la vida de los seis niños que pasaron por Fossoli. Pero también participar en él: de hecho, cada objeto fue recogido por los alumnos en sus propias casas y así se produjo un pasaje intergeneracional, una especie de recogida del testigo. Los alumnos también construyeron un gran reloj visual y táctil, con el que indicar las emociones predominantes en los distintos momentos de la historia (terror, paz, nostalgia. esperanza). A continuación, buscaron sonidos, ruidos, ecos y canciones (el sonido de un tren, el tañido de una campana, canciones de Istria, el ladrido de los perros…) que pudieran servir de banda sonora a las historias, haciendo «sonar» las seis maletas.

A cada historia se le dedicó un tipo de escritura diferente, cuya elección no fue aleatoria: la historia de Elena, la única niña judía que se enfrentó sola a la deportación, fue contada por su padre, su madre y una amiga, con la intención de que nunca se sintiera sola. Para Emilia, la más pequeña, los niños escribían, ponían música y cantaban nanas, para que la noche de la historia no la asustara. Para Vittorino, imaginaban un diálogo más allá del tiempo y de la muerte, con su hermana pequeña, que fortuitamente sobrevivió a la Shoah y se hizo adulta. Para contar la época de Oretta en Nomadelfia, dieron voz a una «madre de vocación» que escribe una página de un diario imaginario. A Marino, que anhelaba volver a ver Piran y su mar, le dedicaron las metáforas de un poema sobre la nostalgia. Para Gabriella, que adoraba la escuela del pueblo de San Marco, escribieron (y dibujaron) la crónica de un día escolar en forma de cómic.

A continuación, se reflexionó sobre cada historia y se narró identificando un «interior» y un «exterior», buscando factores protectores y peligrosos para cada niño.

Se utilizaron dos lecturas-estímulo como levadura para las reflexiones. Se trataba de dos libros ilustrados, aparentemente sin relación con el tema investigado, pero que en realidad funcionaban como «desencadenantes» de un sentimiento más profundo, acalorado y personal.

El libro ilustrado Fortunatamente, de Remy Charlip, que se publicó en Estados Unidos a mediados de los años sesenta y que la editorial Orecchio Acerbo acaba de traer a Italia. Hojeando el libro, los niños pensaron que, en todas las historias, incluso en las de desenlace más trágico, se pueden encontrar elementos de positividad, y que seis niños, a pesar de la tragedia de la historia, pueden ser recordados como niños, con sus juegos, sus afectos, sus esperanzas.

Los alumnos construyeron así seis cuadernillos, en forma de «leporello», en los que las seis biografías están escritas con el juego retórico de la anáfora repetida y alternada de dos adverbios: por suerte y por desgracia. Cada vida puede hojearse en sus páginas claras y oscuras, pero también puede contemplarse en su conjunto, abriendo completamente el “leporello” y convirtiéndolo en una única línea del tiempo.

El segundo libro es Rifugi (Refugios), publicado en Italia por Logos edizioni, en el que la autora e ilustradora suiza Emmanuelle Houdart hace una especie de celebración visual de todo lo que puede darnos protección y consuelo. En este tema, los niños dibujaron los refugios de los seis niños cuya historia exploraron. Y Fossoli, de angustioso lugar de partida hacia la muerte, se convierte en un lugar en el que reconstruir la propia vida después de la guerra: de campo de deportación a pueblo.

El resultado es una galería de dibujos simbólicos en los que la guerra y sus secuelas rodean y destruyen, pero no pueden deshacer lo que cada niño fue, sus sueños, sus deseos, sus afectos. Los refugios dibujados por los alumnos de 2ºE son balsas que llevaron seis vidas a un lugar seguro, preservando su memoria.